martes, 9 de febrero de 2021

DE CUÁNDO, CÓMO Y POR QUÉ SAYAGO PERDIÓ EL TREN

 


    He aquí una crónica más tratando de lo que pudo haber sido y no fue. ¡Qué lástima! Se trata de otra ocasión en la que Sayago se quedó a verlas venir.

    Hablamos del año 1925. El Directorio de Primo de Rivera promulgó un plan de construcción de nuevos ferrocarriles de ancho ibérico, los llamados “ferrocarriles secundarios”, que debían completar la red principal ferrovía ya existente.

    En dicho anteproyecto, que comprendía un total de 9.142 kilómetros de vía, el Consejo Nacional Ferroviario señalaba tres clases de ferrocarriles: “Nacionales, regionales y locales”. En esta última categoría, que incluía 38 líneas, figuraba una “de Salamanca a Fermoselle”, de 80 kilómetros de recorrido, ocupando en la lista el quinto lugar, toda vez que las 33 restantes tenían bastante menos extensión. (Entre 7 y 20 kilómetros eran varias las que se indicaban)



    “Salamanca a Fermoselle, 80 kilómetros”. No decía más el anteproyecto, reservando a las corporaciones y particulares la misión de definir el trazado para que abría una información pública de 30 días, hasta el 13 de mayo de 1925.

    Entendiéndolo así, en el diario salmantino El Adelanto del 5 de abril de 1925, en primera página y a dos columnas, José Ml. Bartolomé, adelanta el contenido del informe sobre el trazado que va a entregar en la Jefatura de Obras Públicas, en el plazo y forma que determina la disposición oficial.

    Así razona, en dicho informe: “Al señalar para el mentado ferrocarril 80 kilómetros de longitud, bien claro se dice que el Consejo Superior ha hecho anticipadamente un verdadero estudio sobre el trazado que ha de llevar, ocultándolo para así estimular el ingenio y las disputas de los hombres.

    Ateniéndonos, pues, a la pobreza de orientaciones que se nos da, si la lógica se ajusta a la realidad, como esos 80 kilómetros son precisamente los que existen de Salamanca a Fermoselle “por Ledesma”, evidente es que el trazado de este ferrocarril no puede ser otro, desde esta capital, que la rigurosa margen derecha del Tormes. Pretender variarlo, llevándolo, verbigracia por la margen izquierda, la desestimación sería rapidísima. No sólo porque el trazado aumentaría más de los 80 kilómetros que oficialmente se fijan en el anteproyecto, sino porque en alguna parte habría que construir un puente, dificultad enorme que, marcando el recorrido por la indicada margen derecha que, “como la línea recta es el camino más corto”, según aprendimos de muchachos. Además, ya dice en la Memoria explicativa su autor, el presidente de la sección, señor Santamaría, que hay que reducir gastos. Indudable es también que el Consejo Superior Ferroviario, al hacer sus estudios, habrá tomado buena nota de la categoría y rendimientos que pueden dar los pueblos favorecidos con el trazado, y a su tecnicismo no se le podía escapar que los servicios e ingresos aumentan en cuantía llevándolo por la margen derecha en la que tenemos la importante fábrica de harinas de Zorita, el antiguo balneario de Ledesma y lo que aumentaría el modestísimo que existe en Almeida de Sayago, mas el contingente que dan Carbellino, Roelos, Salce, Argusino y Cibanal, de la provincia de Zamora, que tan alejados viven de las líneas generales ferroviarias.

    Como la tan repetida vía férrea está incluida en la categoría de las “locales”, respetuosamente he de manifestar que tal clasificación es a mi juicio equivocada […] porque la cual línea debe alcanzar la categoría de “estratégica”, pues sabido es que Fermoselle es un pueblo rigurosamente fronterizo con Portugal.

Además, el formidable proyecto de los Saltos del Duero necesita a priori de un ferrocarril que pudieras llamarse industrial. Y como hasta Ledesma llega la magnitud de esa empresa en la que Carbellino juega un papel de extraordinaria importancia, la misma grande obra de los Saltos del Duero parece como que impone que el trazado sea el que hemos señalado; la margen derecha del Tormes”.

    Las razones que alega el señor Bartolomé en su informe son irrefutables y se atienen a un pragmatismo inteligente no contaminado por abdicaciones espurias. Pero, por fas o por nefas, es el caso de que no llegó a existir tal línea férrea, ni por la margen derecha del Tormes, ni por la margen izquierda, quedándose Sayago, una vez más a verlas venir.

    Me imagino que mis paisanos quieren saber el porqué y quien esto escribe les debe la explicación, porque la tiene comprometida desde el título del artículo. Pues bien, como a buen seguro ya habrán imaginados mis perspicaces lectores, el politiqueo, una vez más, acabó aniquilando el proyecto.

    El 29 de marzo de 1925 se había celebrado en el palacio de la Diputación de Zamora, una “asamblea de las fuerzas vivas convocadas por el señor presidente don Joaquín Ramos sobre el tema ferroviario. Presidieron el Ilmo. Sr. Obispo, los señores Gobernadores civil y militar, el Presidente de la Diputación que actuó de ponente, y los señores Alcaldes de Zamora, Toro y Villalpando.” (Heraldo de Zamora, 30 de marzo de 1925, p. 1)


    Sobre el asunto que nos ocupa, el señor Ramos manifestó “no tener duda de que habrá pugna de intereses en las regiones distintas, por lo cual es preciso que todos nosotros aunamos los esfuerzos con el fin de contrarrestar la actuación de otras provincias.” Y, según El Correo de Zamora del día siguiente: “Uno de los puntos en que más insistió la asamblea, fue en la necesidad de trabajar por conseguir el ferrocarril de Zamora a Fermoselle, que tantos beneficios ha de reportar a nuestra provincia, sin perjuicio de que se haga también el de Salamanca a Fermoselle incluido en el anteproyecto.”

    A sabiendas de que el trazado de Salamanca estaba incluido en el anteproyecto y el de Zamora no, el peligro de acabar no consiguiendo ninguno era previsible y así sucedió. La Diputación salmantina, el Consejo de Fomento, la Cámara de Comercio y otras entidades contraatacaron de inmediato y con rotundidad. Y, en resumen, tras larga pelea, al continuar la discrepancia de Zamora, el proyecto fue archivado a perpetuidad en el armario de las causas perdidas para siempre.

    Una vez más, Sayago perdía el tren del desarrollo y del progreso gracias a la nefasta gestión de los servidores públicos de la época. Algo nada raro, pues, como dice el refrán: “Este mal que no mejora, no es de ahora.”

 

2 comentarios:

Jambrinamusic dijo...

Muchas gracias José Martín Barrigos por tus reflexiones. Una lástima que esa línea férrea finalmente no se realizase. Hubiera supuesto un incentivo para el desarrollo de Sayago.

Unknown dijo...


Otra fantasia mas de los politicos. Una mas.

¿Por que Madrid tiene que ser el centro de todo?

¿Por que se cargaron la ruta de la Plata?