domingo, 26 de octubre de 2008

Defender el español

Tiene guasa que nos toque a los sufridos contribuyentes (antes, ciudadanos) de la España del S. XXI defender a nuestra lengua común oficial de la nación, el idioma castellano, de las embestidas del cáncer nacionalsocialista de determinados gobiernos autonómicos analfabetos y liberticidas.

Un idioma que se extiende hoy por todo el planeta; es la segunda lengua más importante del mundo y la tercera más hablada, con 400 millones de hablantes nativos.
El castellano, tal como hoy lo conocemos es fruto de un proceso de decantación de más de un milenio, a lo largo del cual las diversas lenguas de los habitantes de la Penínsul
a Ibérica se fueron modificando por influencia de los invasores romanos, godos y árabes. El primer paso para convertir el castellano en la lengua oficial del reino de Castilla y León lo dio, en el siglo XIII, Alfonso X, que mandó componer en romance, y no en latín, las grandes obras históricas, astronómicas y legales. Hacia el final del siglo XV, con la unión de los reinos de Castilla y Aragón, que extendieron su dominio sobre la mayor parte de la península, la lengua de Castilla -el castellano- se fue imponiendo sobre otros idiomas y dialectos y cruzó el Atlántico a lomos de los descubridores, conquistadores y misioneros.

¿Quién forzó a las gentes de la península ibérica, de tan variada procedencia y lenguas (tartesos, fenicios, griegos, fóceos, cartagineses, ligures, celtas, vascones, romanos y árabes), a hablar una lengua común? Nadie. La necesidad de entenderse, exclusivamente. El propio interés de comunicarse para el desarrollo normal de su cotidiano vivir. Ningún tirano, ninguna ley, ninguna violencia. Se produjo con la naturalidad con que se expresa Gonzalo de Berceo que, para ser entendido por la gente, decide dejar el latín y escribir en la lengua en la el pueblo solía hablar con sus vecinos. Es decir, que son las gentes de la calle las que obligan a los cultos clerigos que sabían escribir a tener que usar el lenguaje popular si quierían ser entendidos.

Pero dígaselo usted a los iletrados sátrapas de las autonomías periféricas, cuyas tarascadas lapidarias nos toca sufrir hoy. Y aún más encarnizadamente habrán de luchar nuestros hijos para librarse del totalitarismo con que están ya hoy inficcionando los planes de enseñanza que les obligan a padecer.

Ya muchos hemos tenido que movilizarnos para defender este legado extraordinario que nuestros padres y los padres de nuestros padres supieron cuidar y engrandecer amorosamente, sin el cual se nos hubiera privado de la genial obra de tantos ilustres literatos, sabios y eruditos de universal aceptación y admiración.


La plataforma "A favor del castellano o español" ha nacido para paliar la carencia de acciones de protección por parte de las organizaciones e instituciones que deberían ser pioneras en esta lucha y se abstienen por mero interés político partidista. Es ésta una plataforma abierta, sin ninguna clase de lealtad política, en el que el verdadero punto de encuentro es la adhesión y el apoyo a la lengua española. Su objetivo es promover y apoyar toda iniciativa que pueda realizarse para favorecer el prestigio de la lengua española entre sus propios hablantes, especialmente entre la población infantil, contrarrestando la aculturación que promueve el sistema educativo.

Bien merece tan encomiástica labor el apoyo incondicional de todos. Y, a buen seguro, por mucho que las cadenas de televisión subvencionadas callen por cobardía, poco a poco, las voces de rebeldía se convertirán en clamor. Si no, al tiempo.
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