Decíamos ayer… Pues, hoy, un nuevo giro de tuerca en la aniquilación del castellano por parte de los que luchan para que desaparezca de buena parte de las tierras de España.
El diario El Mundo informa que los libros de texto de Cataluña y Galicia ridiculizan a los que hablan en castellano. Por ejemplo: La editorial Castellnou identifica a los marcianos como hablantes de español; Anaya recurre a viñetas con claro contenido racista, y Xerais presenta el castellano como un idioma invasor.
Ejemplos: En el manual de 3º de ESO de Lengua Catalana de la editorial Castellnou, de una crónica del diario independentista Avui titulada Los marcianos hablan español y las marcianas no tienen pechos.
El libro de Lengua Catalana de la editorial La Galera, para 3º de Primaria, señala en un mapamundi el origen de los idiomas que los niños catalanes pueden escuchar en sus calles. El español encuentra su procedencia en países como Colombia y Ecuador, no en España, y se presenta en el mismo nivel que el árabe, de los inmigrantes marroquíes, o el urdú, de los paquistaníes.
En Galicia ocurre lo mismo. El manual de Lengua Galega e Literatura de 2º de Bachillerato, de Anaya, se ensaña con los ciudadanos gallegos que tienen el castellano como idioma materno o habitual en sus relaciones sociales.
El libro, destinado a jóvenes de 17 años, incluye en sus páginas una tira humorística con evidente contenido racista. Las viñetas, recogidas de La Voz de Galicia, muestran a un hombre que expone el siguiente argumento: «Hablando del problema de normalización lingüística en Cataluña, tengo el orgullo de ser gallego y hablar sólo en castellano». Su interlocutor responde: «Entón como M. Jackson, que é negro e fay forza por parecer branco» («Entonces como M. Jackson, que es negro y hace esfuerzos por parecer blanco»).
No parece que para calmar la furia genocida de los que atentan impunemente contra la Constitución del Estado, que paga su salarios y prebendas, sea suficiente que la utilización del español esté prohibida en todos los ciclos de la enseñanza de sus comunidades, por la intolerable laxitud de un Gobierno que abdica vilmente de sus obligaciones. Ellos quieren más y, si se les deja el terreno libre, acabarán por obligarnos a todos a callar la boca para que sus tropelías no sean criticadas por nadie. Las de la lengua y las que vendrán a continuación. Todas.
El diario El Mundo informa que los libros de texto de Cataluña y Galicia ridiculizan a los que hablan en castellano. Por ejemplo: La editorial Castellnou identifica a los marcianos como hablantes de español; Anaya recurre a viñetas con claro contenido racista, y Xerais presenta el castellano como un idioma invasor.
Ejemplos: En el manual de 3º de ESO de Lengua Catalana de la editorial Castellnou, de una crónica del diario independentista Avui titulada Los marcianos hablan español y las marcianas no tienen pechos.
El libro de Lengua Catalana de la editorial La Galera, para 3º de Primaria, señala en un mapamundi el origen de los idiomas que los niños catalanes pueden escuchar en sus calles. El español encuentra su procedencia en países como Colombia y Ecuador, no en España, y se presenta en el mismo nivel que el árabe, de los inmigrantes marroquíes, o el urdú, de los paquistaníes.
En Galicia ocurre lo mismo. El manual de Lengua Galega e Literatura de 2º de Bachillerato, de Anaya, se ensaña con los ciudadanos gallegos que tienen el castellano como idioma materno o habitual en sus relaciones sociales.
El libro, destinado a jóvenes de 17 años, incluye en sus páginas una tira humorística con evidente contenido racista. Las viñetas, recogidas de La Voz de Galicia, muestran a un hombre que expone el siguiente argumento: «Hablando del problema de normalización lingüística en Cataluña, tengo el orgullo de ser gallego y hablar sólo en castellano». Su interlocutor responde: «Entón como M. Jackson, que é negro e fay forza por parecer branco» («Entonces como M. Jackson, que es negro y hace esfuerzos por parecer blanco»).
No parece que para calmar la furia genocida de los que atentan impunemente contra la Constitución del Estado, que paga su salarios y prebendas, sea suficiente que la utilización del español esté prohibida en todos los ciclos de la enseñanza de sus comunidades, por la intolerable laxitud de un Gobierno que abdica vilmente de sus obligaciones. Ellos quieren más y, si se les deja el terreno libre, acabarán por obligarnos a todos a callar la boca para que sus tropelías no sean criticadas por nadie. Las de la lengua y las que vendrán a continuación. Todas.
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