En el patrimonio monumental de Almeida descuellan por su interés cinco notables puentes de relevante interés, tanto histórico como etnográfico y artístico: el puente del Rebollar en la rivera de Regomillos y en la rivera de Belén el puente Grande, el puente Nuevo, el del Cascayal, la Puente Rabona y las Alcantarillas.
De estas últimas, hasta el momento, poco o nada se ha escrito, a pesar del gran servicio y utilidad que han prestado a lo largo de su historia a nuestro pueblo, a todo Sayago y al transporte y las comunicaciones en general. El trazado antiguo de la carretera que nosotros llamamos de Salamanca, pasaba por el puente Grande desde 1907, fecha en que entró en servicio la carretera oficialmente denominada de Ledesma a Fonfría y, gracias a las Alcantarillas, se pudo realizar su modificación para tomar el trazado actual, en diciembre 1934. Hasta entonces en su lugar había unos simples pontones que se cubrían cada vez que el cauce de la rivera subía poco más de medio metro.
El pueblo consideraba de tal importancia su construcción, que los vecinos pagaron de sus bolsillos la obra que, a la sazón, por ser hormigón armado, costó una cantidad de pesetas considerable. Un puente de tales características y envergadura, en el Sayago de 1934, era algo de lo que se sentían orgullosos. Por estas fechas el hormigón no estaba ni mucho menos generalizado en España como elemento de construcción, ni tampoco al alcance de cualquiera.
Así mirado, ya a sabiendas de lo que debió suponer para nuestros antepasados tan magnífica obra, hoy todavía operativa y a pleno rendimiento, es obligado ponderar en su justa medida y agradecer su magnífica iniciativa.
En la crónica emocional de mi infancia, las Alcantarillas, por la proximidad a mi domicilio familiar, ocupan un puesto primordial, al ser un muy asiduo escenario de andanzas, juegos y picardías. Ocurrencias y devaneos perpetrados solo o en compañía de otros. Arriba y abajo. De día y de noche. Hay mucho que contar…, y no todo edificante.
Pero más vale que tratemos de lo importante. Les haré partícipes de algo más sustancioso e interesante. Pues, gracias al hallazgo de la crónica periodística de la inauguración del más moderno de nuestros puentes, publicada en el periódico “Ideal Agrario” del 24 de diciembre de 1934, podrán mis lectores rememorar tan memorable hecho. Una narración amplia y detallada que evoca un grato acontecimiento de la historia de Almeida.
Así pues, ¡al grano! y dejemos las historias para mejor ocasión.
Inauguración de un puente en
Almeida de Sayago, pueblo digno de imitación
Hace muchos años era solamente
un proyecto la construcción de obras para beneficio del vecindario, hoy casi
todas ellas son una realidad gracias a la labor honrada y perseverante
administración de su Ayuntamiento, asesorado por su competente secretario. La
última obra que el Ayuntamiento ha llevado a la práctica es la que ayer fuimos
a inaugurar a Almeida de Sayago; inauguración que se hizo con todas las
solemnidades, con la asistencia del excelentísimo señor gobernador civil don
Jerónimo de Ugarte, don Antonio Rodríguez Cid exdiputado a Cortes, ilustrísimo
señor delegado de Hacienda don Moisés Fernández, don Luis Antón jefe de la sección
de Presupuestos, don Antonio Rodríguez Lorenzo, don José Losada, don A.
Rodríguez, contratistas de las obras y don Enrique Fernández aparejador de las
obras y autor del proyecto con todas las solemnidades, no por la magnitud
presupuestaria, sino por suponer ello un loable esfuerzo de un vecindario que
por sus propios medios y sin la cooperación de nadie ha logrado de su mismo
presupuesto, poder sufragar esta obra cuyo importe es de 8.500 pesetas y de una
sólida construcción con pilares de cemento armado y suelo de hormigón y
barandilla de hierro mereciendo tanto los contratistas como el autor del
proyecto las felicitaciones de todos por lo acabado y perfecto de la obra.
A la entrada del pueblo y a la
hora de las doce fue recibido el excelentísimo señor gobernador civil por el
alcalde Santiago Fuentes, los concejales don Felix Herrero, don Tomás
Rodríguez, don Ángel Puente, don Teodoro Martín, don Antonio Panero y el secretario
de la Corporación don Pantaleón Sánchez, el juez municipal don Juan Ramos, el
médico titular don Jenaro Fernández, el farmacéutico titular; los niños y niñas
de las escuelas al frente de los iban
sus dignísimos profesores don Ángel Encinas, don Eduardo Fuentes y don Vicente
Mata y maestras doña Matilde Ledesma, doña Luisa Martín y doña Francisca
Toribio, y las fuerzas del cuerpo de la Guardia civil.
Después de los saludos de
rigor y de cumplimentar al excelentísimo señor gobernador civil, con disparos
de cohetes anunciando que se iba a celebrar la Inauguración del Puente y ante
una multitud extraordinaria que había acudido también a recibir al señor
gobernador, el dignísimo párroco de Almeida don Eduardo González, bendijo el
puente ante un respetuoso silencio de los concurrentes. Acto seguido el señor
gobernador procedió a cortar la cinta que ostentaba los colores nacionales que
unía las barandillas del puente, quedando establecida la comunicación entre una
y otra Ribera del Marusa. Después las autoridades seguidas del vecindario se
trasladaron al Ayuntamiento desde cuyos balcones, el secretario del Municipio
don Pantaleón Sánchez pronunció ante la multitud que le escuchaba unas
elocuentísimas frases de acendrado amor local, haciendo resaltar de una manera
rápida las mejoras que este Ayuntamiento ha llevado a las prácticas en el corto
espacio de dos años, demostrando cómo la unión de un pueblo sin las bajas
banderías políticas, pueden por su propio impulso hacer obras de beneficio
común y desarrollar una honrada administración, agradeciendo al señor gobernador y a todos los
acompañantes la asistencia al acto, terminando con vivas al señor gobernador, a
España, a la República y a Almeida, siendo muy aplaudido y felicitado.
Hace después un resumen de las
obras realizadas por este Ayuntamiento que sin subvención del Estado ni de la
provincia ha introducido tales mejoras siendo una de ellas la que hace unos
momentos ha tenido lugar.
Termina después con encendidas
palabras de cariño a Almeida y con vivas a España, a la República, a Almeida y
al gobierno. El público contesta unánimemente a estos vivas, oyéndose por parte
del público muchos vivas al gobernador civil.
El gobernador civil con las
autoridades pasó a visitar los grupos escolares de niños y niñas, felicitando a
los directores y señores maestros y maestras de los grupos quienes a su vez
solicitaron algunas mejoras que tanto por el señor gobernador, como por don
Antonio Rodríguez, prometieron, que cuanto estuviera de su parte, harían por
conseguirlo.
A continuación, se sirvió el
banquete que el Ayuntamiento ofrecía al señor gobernador y personalidades de
Zamora y acompañantes. Durante el “ágape” que fue excelente y servido por la
acreditada fondista Manuela Herrero, que mereció las felicitaciones de los
comensales; un banquete como para padecer de hiperclorhidria; paella, conejo,
pollos, cabrito y ternera de Sayago; postres, café y habanos.
Entre las personas que
asistieron además de las ya citadas de Zamora, estaban Feliciano Burgos, don Luis
Calamita por “Heraldo de Zamora”, don Enrique del Corral por “El Correo” y el
que estas líneas escribe por IDEAL AGRARIO y como representante del citado
Ayuntamiento en la capital. También asistieron de Zamora don Arturo Roldán, don
Juan Luis Rodríguez, don José Rodríguez, don Felipe Alonso, don Fidel Aldea y
don Iván García.
Terminado que fue el banquete
en el que reinó la mayor cordialidad y entusiasmo, después de despedir a la
primera autoridad de la provincia y dignísimas personalidades que honraron el
acto con su presencia y dar gracias y felicitación al alcalde, concejales y
secretario, por las atenciones para con nosotros tenidas, haciendo votos por la
prosperidad de Almeida, nos trasladamos a Zamora después de haber pasado un día
de agradable recuerdo en tierras de Sayago.
José Mª. Muñoz
IDEAL AGRARIO, 24 diciembre
1934, pág. 2
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